
El azul, el símbolo de color del poder, la belleza y la espiritualidad, se emplea tanto para los trajes y para expresar diferencias, un tono que se sitúa entre la naturaleza y la cultura, como el color del espíritu, del contacto con el infinito, en la idea del nosotros y el más allá. Inicia un vínculo con el misterio de la luna, los cometas y los planetas que explotan en los vestidos de noche de opulento terciopelo en dégradé y el tul que se mezcla en el azul-gris de las flores de lirio bordadas. El azul fascina en Dior a través de su resonancia emocional y también en su calidad social. Encapsula una verdadera sección transversal en términos de género, edad y clase social.



